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Mal de ojo – 12 Salones Regionales de Artistas – Región Caribe

By In Biblioteca Virtual On 2 agosto, 2012


MALDEOJO desarrolló una de las dos propuestas curatoriales del Salón Regional Caribe. La multiplicidad de acciones desarrolladas por este colectivo se puede considerar como un acto creativo que, al ti- empo que produce una lectura y dinamización artística del Caribe, se inventa a sí mismo como grupo de investigación curatorial.

Ese doble juego de hacerse al hacer tiene varios rasgos significativos: Inicialmente es una curaduría planteada como potencia de cruce, rel- ación, encuentro de elementos heterogéneos en medio de los cuales va sucediendo algo significativo. El colectivo generó un dispositivo para producir una enunciación colectiva poblada de situaciones, expresiones y acciones múltiples y –en consecuencia- abrió la pregunta y la respuesta de lo que puede hacer una curaduría en el marco de un Salón Regional.

El mundo MALDEOJO cruza géneros y prácticas que subvierten las gramáticas ordinarias de una muestra: Allí se despliega una labor de gestión que revalúa el contenido habitual de esta palabra, también se encuentran trabajos colectivos e individuales a través de la simulta- neidad de acciones pedagógicas colectivas e interesantes obras que atienden la creación individual. Se dan cita diferentes dispositivos de exhibición y enunciación, distintos géneros y prácticas artísticas aban- donan sus territorios distantes para establecer un diálogo inédito en- tre lo visual, lo literario, lo musical y lo cinematográfico. Lo corporal, como modo de ser caribeño, se deja ver como gesto, e incluso como oralidad, una oralidad casi somática. En definitiva aparece un universo propio con una claro tinte local, algo muy deseable en esta tentativa del arte regional de hacer mundo de adentro hacia fuera.

Otro aspecto que hace visible MALDEOJO es el diálogo, respetando las diferencias, entre distintas lógicas culturales con sus respectivas prácti- cas creadoras . Algunos artistas comisionados por el colectivo trabajaron con laboratorios de “mediación-creación” en lo que denominaban “fo- cos críticos” de la zona. A través de ellos activaron el impulso creativo, oculto pero preexistente, de poblaciones marginales del Caribe: Uré en Córdoba con etnias afro-indígenas, el universo Wayúu en La Guajira; y las comunidades palenquera y sanandresana con sus particularidades culturales. Los laboratorios trabajaron con la comunidad en general, no necesariamente con artistas, potenciando una voz y un deseo de decir normalmente neutralizado, recurriendo tanto a sus formas tradicionales de expresión como al encuentro de estas con formas, técnicas y lenguajes modernos. En cualquier caso favoreciendo un reclamo de minorías cul- turales. Una “multitud” aparece en medio de estas acciones, multitud que –como lo señala Paolo Virno- es la forma de existencia política y cul- tural de los muchos en cuanto muchos. Expresión plural que obedece a una pulsión centrífuga, sin remitirse a una unidad preexistente. Estamos frente a una intención abarcante más no totalizan.

Se podría afirmar que MALDEOJO se sirve de su proyecto para con- tribuir a crear comunidades que si bien existen siempre están en vías de construcción, en tanto que su deseo de decirse, de tomar la palabra, 15 aún es incipiente. Las comunidades se constituyen no sólo con comu- nicaciones, deberes, regulaciones y normas, sino con una expresión profunda que aflora desde su afirmación como sujetos estéticos. Ese deseo de hacerse en el decirse, que aparece estética y artísticamente con particular decisión, nos permite comprender la frase de Godard acuñada por el propio equipo de investigación: “La cultura es la regla, el arte la excepción”. Quizás una cultura se afirma como tal desarrol- lando sus posibilidades creadoras, las mismas que indiscutiblemente
caracterizan la sensualidad caribeña.

Por todo ello MALDEOJO no lo firma alguien, no hay allí un autor de- trás. Hay una fuerza colectiva que trasciende lo personal. Por eso la exposición es solo una estación de un futuro que probablemente ex- cederá la realización de los Salones Regionales. Y esto es así porque su vida no procede de la exterioridad de un evento sino de algo que crece desde adentro, de la profundidad misma del Caribe.

Perseo, nos recuerda Georges Didi Huberman en “Imágenes pese a todo”, combatía una especie de mal de ojo, aquel generado por la medusa la cual petrificaba a quien la miraba de frente. Perseo apelaba a una especie de escudo-imagen para ver de soslayo esa realidad y no quedar paralizado. Quizás la medusa sea la visión petrificadora, ex- cesivamente codificada e inmovilizadora, pero el arte, la imagen des- viada del arte, logra superar el mal de ojo salvando lo real de quedar inmovilizado. Esa imagen, que muestra a pesar de la imposibilidad de mostrarlo todo, es el arte. “Ese pese a todo es la imagen”, afirma Didi Huberman. Pienso que MALDEOJO es una especie de Perseo combatiendo ese otro mal de ojo que normalmente duerme la mirada crítica y creadora para, así sea por un momento, hacernos respirar la compleja e inasible realidad caribeña.

Catálogo completo

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Mal de ojo es un proyecto curatorial que se desarrolló entre los años 2007-2008 en el marco de los 12 Salones Regionales de Artistas de la región caribe. El proyecto fue realizado por un grupo de artistas e investigadores de la ciudad de Cartagena, integrado por Rafael Ortiz, Eduardo Hernández, Carole Ventura, Eduardo Polanco, Manuel Zúñiga y Adriana Echeverría.