Desde Residencia Caníbal: Oscar Leone y el viaje que activa la memoria violenta de un territorio.
By Fundacion Divulgar In Noticias, Residencias On 23 junio, 2018
SECUENCIA DE UN HOMBRE QUE CAMINA (LA TIERRA) es un proyecto de video-performance de carácter work in progress que, nace a partir de la idea de transitar por algunos espacios del territorio nacional para poner en evidencia el conflicto que aún subsiste en Colombia por el uso y ocupación de la tierra, teniendo como leiv motiv la imagen de un hombre que transita a pie los caminos, los valles, las montañas, los campos, las calles y las carreteras, portando en sus hombros la pierna de una res.
La pieza que ya tuvo su primer derrotero desde Santa Marta hasta el kilómetro 19 en cercanías Barranquilla durante 2017 continúa su viaje, ya que se ha propuesto hacer un gran periplo por Colombia en 2018 a través de la BECA DE CREACIÓN – FODCA 2018. En esta oportunidad desde Residencia Caníbal se produjeron las acciones que vincularon los espacios del Puente Laureano Gómez entre los departamentos de Magdalena y Atlántico, atravesó Barranquilla y Cartagena hasta terminar en inmediaciones del Salado en Montes de María.
En la actualidad, el proyecto está ad portas de iniciar su tercera fase a partir del mes de agosto, al ganar la reciente BECA DE CREACIÓN PARA ARTISTAS CON TRAYECTORIA del MINISTERIO DE CULTURA de Colombia.
Este proyecto es apoyado por Las becas de Estímulos de la Alcaldía de Santa Marta fondo FODCA, El Banco de La República de Colombia, La Fundación Divulgar y El Ministerio de Cultura de Colombia.
Un cuerpo en movimiento, la propuesta de Oscar Leone
Por Felipe Bonilla
El primer acercamiento que tuve al trabajo de Oscar Leone fue a finales del año 2017 mientras hacía una selección de videoarte y videoperformance colombiano que haría parte de Cuerpo/Medio/Poder. Un intercambio de piezas artísticas en video que comenzó entre Colombia y Venezuela pero que más adelante se expandiría hacia otros países. La pieza de Leone seleccionada para dicha muestra fue de gran notoriedad y terminó por convertirse en una de las piezas participantes que ayudarían a definir el tono de la iniciativa, que en ese momento, estaba recién comenzando.
Al encontrarme con el proyecto de Leone lo primero que sentí fue una sintonía en varios aspectos y formas de trabajo. Entre estos aspectos y formas podría mencionar la intención capital de unir puntos y de hacer conexiones, no sólo al recorrer los lugares trabajando en puntos geográficos específicos, sino también la importancia de aunar ideas, esfuerzos y personas dentro de estos mismos recorridos.
Algo que me ocurrió al revisar por primera vez el trabajo en video de Leone fue que al ir avanzando en el tiempo que lo compone, intuía qué pasaría al final y como terminarían las acciones. Esto no menguó mi interés ni mi atención. A medida que iba transcurriendo la acción me hice consciente, desde la observación, de lo necesario que era poner especial atención durante todo el recorrido. Mi interés crecía, no a la espera de un giro o un final inesperado, sino al enfrentarme desde el otro lado de la pantalla a un territorio que aunque hace parte de mi país natal, desconocía y al enfrentarme a una serie de lugares en los cuales debo aceptar me sentí gratamente descolocado.
El trabajo de Leone requiere la atención minuciosa del espectador, la inmersión, no solo al ubicarse en un marco temporal y espacial a nivel país o departamento, sino que va mas al detalle, al espacio cada vez más cercano que termina por rozar al cuerpo. Esta propuesta nos invita a volvernos partícipes al agudizar cada vez más la mirada y el oído (para comenzar) y cuando la acción se acerca a su final, el hilo narrativo que uno espera o al que está habituado se rompe, pierde importancia, deja de pesar ese final que no sabemos si existe y de existir no es lo mas importante del proyecto.
En Leone la elección de cada derrotero es de suma importancia. Aunque hay un cuerpo que en apariencia está frágil y a la deriva, esta elección no es fortuita ni azarosa, tiene un trasfondo y un conocimiento de la historia, del pasado y de la actualidad de cada lugar que recorre. Me atrevería a decir que incluso hay una invitación a aventurarse en el futuro de estos lugares teniendo también en cuenta que esta es una historia que se está escribiendo en cada paso y que está mutando todo el tiempo a lo largo de un recorrido que no cesa. En un conflicto que no termina y que se reescribe en cada momento.
La invitación es a replantear y a renovar lo que se sabe de los lugares que pisamos y que este conocimiento vaya al compás cambiante del tiempo. Al recorrer los lugares que ha recorrido Leone con su proyecto termina inevitablemente por acercarnos a reflexionar en torno a temas tan delicados y necesarios como el conflicto por el uso y la ocupación de la tierra. Y es aquí donde siento que Leone toma el muy acertado camino de la crudeza del cuerpo y su desgaste, al enfrentarse a aseveraciones tan fuertes como las que el mismo menciona «queremos ser poseedores de universos materiales para proclamar nuestra calidad de “ser propietarios”», hace uso de la tierra, de medios y de objetos de los cuales entiende su carácter efímero y transitorio. Por medio de una pierna de res y un corazón
(biofilia amazonas) al renunciar al titulo imaginario de poseedor absoluto y perpetuo, gana movimiento y la libertad de proseguir en este recorrido constante y transitorio.
Aquí entro a otro aspecto que me gustaría destacar del trabajo de Leone, que es el de proponer un acercamiento a los territorios desde su propio cuerpo, el atreverse dentro de un escenario real y desde la realidad que le da su propio cuerpo. En las acciones de Leone hay una relación muy especial con el espacio y con el lugar, aquí estamos frente a un artista respondiendo. Primero a una conciencia y a una necesidad personal en una interacción a la que el mismo llama “un dialogo directo con la vida”, y qué mas directo que una reflexión activa desde los lugares que le son propios, desde su espacio natal que es recorrido por una de esas primeras fronteras que es el propio cuerpo. El que al abarcar, señala lugares que a ojos de muchos pueden parecer comunes y parten del escenario habitual Colombiano, pero que si estamos atentos podremos ver que son cuidadosamente elegidos por el artista. Al enfrentarse a este trabajo hay que prestar atención, no solo al cuerpo que atraviesa un escenario, sino también al lugar mismo y a todo lo que pasa en él; sus imágenes, sonidos y sensaciones.
Esta apuesta por lo propio me parece una decisión muy acertada y valiosa que me habla de un artista que busca en su terreno propio, casi que desde una periferia, su periferia, sin intentar unirse a un espacio obvio aunque ajeno o a otras dinámicas dictadas por un centro. Comparto con Leone la contravía al artista que está cada vez mas encerrado en su taller, donde por medio de herramientas menos directas y que van mas al juego seguro se termina por limitar la experiencia y lo que desemboca de ella desde el amparo y la comodidad. F